El dragón Alexander

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El niño abrió el libro de hermosas tapas rojas con letras doradas y comenzó a leer la historia.El dragón Alexander era un héroe que rescataba princesas de horribles ogros y ayudaba a los pueblos que sufrían sequías para conseguir agua de lagos helados sobre las montañas. Era un dragón con un gran corazón, capaz de acunar a un niño y servir de bastón a un anciano. Tras una larga vida llena de peripecias y hazañas se había retirado a vivir en las montañas, pero siempre bajaba al cambiar las estaciones. En primavera traía bulbos dormidos para que florecieran en los jardines del pueblo, en verano acercaba agua pura para llenar los aljibes, en otoño encendía el hogar de cada casa y en invierno construía hornos de barro cocido para el pan de las nuevas casas. Por muchos años fue el guardián de todos en el pueblo y cuando ya no pudo seguir bajando, la gente subía a la montaña para llevarle comida y unas flores rojas y amarillas que eran sus favoritas porque parecían llamas.

Al llegar al final de la historia, el niño miró al dragón con alegría, le gustaba su compañía, pero estaba soplando un aire muy fresco, ya estaban en pleno invierno y debería bajar al pueblo con su familia.

El dragón lo miró con sus ojos de anciano y se despidió calurosamente. Luego esperó que el niño llegara a la planicie; entonces emprendió su último viaje al interior de la montaña.

Se cuenta que desde ese invierno en la zona aparecieron unas deliciosas aguas termales y los habitantes del pueblo tuvieron un lugar donde reunirse aún en invierno para contarse historias mientras afuera nevaba. La favorita de los niños era la leía un niño con su libro de tapas rojas sobre un dragón llamado Alexander que…

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2 comentarios sobre “El dragón Alexander

    mensajedearecibo escribió:
    8 septiembre, 2016 en 7:56 am

    Precioso cuento sin final, apropiado para una tarde de invierno con la lluvia golpeando los cristales.
    Un saludo.

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